Seguramente hayas escuchado muchos pros y contras sobre el consumo del pan, pero ¿Qué hay de cierto en todo ello?
Vamos a comentar 5 mitos sobre el pan que probablemente hayas escuchado alguna vez en la vida.

“Lo primero que debes eliminar de una dieta es el pan” – Falso

El pan apenas contiene grasa y no se ha demostrado científicamente que el consumo de pan afecte directamente en el sobrepeso o en la obesidad. Un estudio realizado por el Hospital de Marbella comprobó que una persona sana, no obesa, si realiza un poco de ejercicio, puede consumir hasta 400 gramos de pan sin que su cuerpo lo transforme en grasa.
En definitiva, lo que realmente aporta un extra calórico, es el acompañante del pan, como por ejemplo los embutidos, las salsas, mermeladas, chocolate…

“Para que el pan no engorde, quítale la miga” – Falso

En realidad, la miga y la corteza del pan están elaborados exactamente con los mismos ingredientes. La diferencia se encuentra en el proceso de tostado, donde la corteza se deshidrata al eliminarse el agua. De hecho, según la iniciativa de “Pan Cada Día”, la corteza tiene más calorías que la miga, ya que tiene menos agua.

“Los biscotes engordan menos que el pan normal” – Falso

Este tipo de pan se recomienda en las dietas para pautar y controlar la cantidad de ingesta, pero no quiere decir que sea más sano que el pan tradicional. De hecho, a este tipo de pan se le suele añadir azúcar y grasas para mejorar su sabor, y al final contiene más calorías que el pan de barra.

“El pan integral tiene menos calorías” – Falso

El pan integral y el refinado contienen las mismas calorías, la única diferencia entre ellos es la cantidad de fibra, que en el caso del pan integral es más elevada. Esto lo que hace es que su bajo índice glucémico ayude a saciar comiendo menos pan y por lo tanto retrase la sensación de hambre.

“Los bocadillos no pueden incluirse dentro de una dieta sana” – Falso

Lo importante es mirar que es lo que aporta más calorías, que no es el pan, sino los ingredientes que añadimos al bocadillo. Puedes prepárate bocadillos con verduras, fiambres, quesos bajos en grasa o carnes magras.
Simplemente hay que controlar el tamaño y los ingredientes, para que al final resulte un alimento ligero y completo.