Europa es un verdadero paraíso para los amantes del buen pan. La riqueza cultural y gastronómica se refleja en la diversidad de panes, algunos con siglos de tradición. Hoy queremos invitarte a conocerlos, y para eso hemos preparado una selección de 7 panes europeos que merece la pena probar.
Somos conscientes de que hay muchos más que merecerían estar en esta lista, solo esperamos que esta pequeña muestra sea una invitación a explorar más y dejarte llevar por la tradición panadera de cada rincón de Europa.
De viaje por Europa a través de estos 7 tipos de pan tradicional
Cada país tiene sus propias tradiciones panaderas, con recetas que han pasado de generación en generación y que han acompañado la vida diaria de millones de personas. Nuestro país, por ejemplo, tiene panes excelentes, como los que te presentamos en esta selección de 7 panes tradicionales de España.
Si amas la tradición panadera tanto como nosotros, te gustará esta pequeña selección que hemos preparado en Antic Tradicional. Solo pretende avivar la curiosidad y animarte a probar cualquiera de las infinitas variedades del alimento más versátil que existe.
1. Pane di Altamura (Italia)
Aunque Italia es cuna de panes tan conocidos como la ciabatta o la focaccia, hemos elegido el Pane di Altamura, el primer pan europeo con Denominación de Origen, lo que garantiza que solo los panes producidos en Altamura y con métodos tradicionales pueden llevar este nombre.
Se trata de un pan originario de la región de Puglia, en el sur de Italia, con una historia que se remonta a la época romana.
Se elabora exclusivamente con sémola de trigo duro, agua, sal y levadura natural, y es conocido por su corteza gruesa y crujiente, y su miga densa, de color amarillo dorado.
Su sabor ligeramente dulce y su textura lo hacen ideal para acompañar sopas y guisos, o simplemente para disfrutar con un chorrito de aceite de oliva.
2. Baguette (Francia)
Si tenemos que elegir un pan icónico, sin duda es la baguette. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando las leyes que regulaban los horarios de trabajo de los panaderos impulsaron la creación de un pan que se pudiera hornear rápidamente, ya que la legislación de entonces no permitía que los panaderos comenzasen a trabajar antes de las 4 de la mañana.
Hecha con harina de trigo, agua, levadura y sal, la baguette tiene una corteza crujiente y dorada, y una miga esponjosa y ligera. Su sabor suave la convierte en el acompañamiento perfecto para cualquier comida, desde quesos y embutidos hasta mermeladas y patés.
Además, la baguette es símbolo del “art de vivre” francés. Quien visita la capital del país comprobará que es habitual ver a los parisinos, de camino a casa, con una baguette bajo el brazo.
3. Pumpernickel (Alemania)
El Pumpernickel es un pan oscuro y denso originario de la región de Westfalia, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, cuando se tiene constancia de que se empezaba a elaborar este pan negro.
Este pan se elabora con harina de centeno integral, y tiene un sabor ligeramente dulce, con notas de malta y caramelo. Como curiosidad, es interesante saber que tiene un proceso de cocción muy lento, de hasta 24 horas, a baja temperatura.
Su textura húmeda y compacta lo hace ideal para ser cortado en rodajas finas y servido con embutidos, quesos o pescado ahumado. El Pumpernickel es un pan duradero, que puede conservarse en buen estado durante semanas.
Y ¡no se puede abandonar el país sin probar un pretzel! El típico lazo salado que, según las variedades, puede tener la dureza de una galleta o la de un bollo blando.
4. Broa de Milho (Portugal)
La Broa de Milho es un pan tradicional portugués, especialmente popular en el norte del país. Este pan se elabora con una mezcla de harina de maíz y harina de trigo o centeno, lo que le da una textura densa y un sabor ligeramente dulce y terroso.
La Broa de Milho tiene una corteza gruesa y una miga amarillenta muy característica, y es el acompañamiento perfecto para platos de pescado, especialmente el bacalao, tan emblemático en la cocina portuguesa.
De hecho, la receta de “bacalhau com broa” es una de las formas típicas de preparar este pescado. Además, la consistencia de la broa la hace ideal para mojar en sopas o guisos.
5. Pita (Grecia)
Aunque la popularidad de la Pita se extiende por todo el Mediterráneo y Medio Oriente, es Grecia el país donde más y mejor se consume. Es uno de los panes más antiguos, elaborado con harina de trigo, agua, levadura y sal, y cocido a alta temperatura. Eso provoca que se infle y forme una bolsa en su interior.
Su sabor suave y su textura flexible la hacen ideal para rellenar con carnes, vegetales o salsas como el tzatziki. La pita es fundamental en la dieta mediterránea, y se utiliza tanto como acompañamiento como para preparar platos como el gyros o el souvlaki.
¿Otra sugerencia? Dakos, el pan cretense de centeno, utilizado como base de la ensalada que lleva el mismo nombre. Se trata de un biscote muy duro sobre el que se sirve una ensalada de tomate y queso feta aliñada con abundante aceite de oliva, para ablandar el pan.
6. Cottage Loaf (Inglaterra)
Lo más curioso de este pan es su forma: se trata de dos panes horneados uno sobre otro, de forma que parece que el inferior lleva puesto un sombrero. Se dice que se colocaban así antiguamente, para aprovechar el espacio de los hornos estrechos.
Precisamente por eso, su elaboración es complicada. La masa ha de tener la consistencia justa: ni muy pesada, para que la parte superior se hunda, ni muy ligera, para que la parte inferior soporte el peso del copete.
Es un pan originario del sur de la isla, muy popular hasta la Segunda Guerra Mundial. Luego su consumo descendió, y hoy no es habitual en las panaderías. No obstante, hay hornos artesanales que están trabajando en su recuperación.
7. Knäckebröd (Suecia)
El Knäckebröd es un pan crujiente originario de Suecia, con una historia que se remonta a más de 500 años. Este pan, hecho principalmente de harina de centeno, agua y sal, se cuece hasta quedar extremadamente seco y crujiente, lo que le permite conservarse durante largos periodos.
El Knäckebröd tiene un sabor suave, ligeramente amargo, el acompañamiento ideal para quesos, arenques o mermeladas.
Es un elemento básico en la cocina sueca, y se considera una opción saludable debido a su bajo contenido en grasas y su alto contenido en fibra.
Hoy es posible encontrar variedades comerciales en prácticamente cualquier supermercado. Aun así, merece la pena probar alguna versión local, elaborada en panaderías tradicionales.
¡Y esto es solo una muestra de los panes que puedes probar! Ya sabes, en tu próximo viaje, incluye en tus planes probar el pan tradicional de cada lugar y conocer los sabores de cada país.