Que el pan es un alimento básico, es una verdad indiscutible. Y es así desde hace siglos. La tradición panadera, repartida en miles de obradores artesanales, se ha conservado en todas las comunidades autónomas. Por eso hoy en día es posible disfrutar de panes tradicionales característicos de cada región.

Y dado que los ingredientes de la masa básica son siempre los mismos (harina, agua, fermento y sal), la variedad radica en los cereales empleados, las diferentes proporciones de harinas, la fermentación, la técnica de amasado, el tiempo de cocción, etc. 

Cada obrador tradicional tiene su receta y sus técnicas, a veces heredadas generación tras generación.

Hoy queremos presentarte una selección de 7 panes tradicionales muy diferentes entre sí, como muestra de la calidad de la panadería tradicional. Por supuesto, huelga decir que no están todos los que son, pero sí son todos los que están. ¡Qué aproveche! 

 

El pan tradicional, el regreso de una tradición que nunca se fue

¿Es España un país con buenos panes? Absolutamente sí. Es, además, cuna de panes muy diversos, elaborados con recetas tradicionales en obradores locales, con los ingredientes de cada zona o región. 

Porque la panadería en España es más que una simple rutina; es un arte arraigado en la historia. 

Y es que el pan también tiene que ver con la identidad regional. La diversidad se refleja también en las mesas de amasado y en el tipo de harinas utilizadas: de escanda o espelta en Asturias, Aragón o Cataluña, de trigo candeal en Castilla-La Mancha, de maíz en Galicia y Canarias, etc.

Cada harina y cada proceso de elaboración aporta carácter y singularidad.

Además, el pan ocupa un lugar destacado en la dieta mediterránea. Un buen pan aporta carbohidratos de calidad, y es la base de muchas elaboraciones típicas del recetario español, como el gazpacho, el salmorejo, las migas manchegas o las sopas de ajo.

De hecho, a pesar de que la llegada del pan industrial en el siglo XX supuso un cambio significativo en la forma de producir y consumir el pan, muchos obradores continuaron elaborando los panes de siempre, preservando la autenticidad y la calidad.

En los últimos años, asistimos a un renovado interés por parte del consumidor hacia los métodos de panificación tradicionales. Las panaderías artesanales han ganado popularidad, y el pan se celebra no solo como alimento, sino como patrimonio cultural que merece ser preservado y compartido.

Esta es nuestra selección de 7 panes tradicionales:

 

1. Pan de Cea (Galicia)

Se trata del primer pan español con DOP. El pan de Cea, de consistencia dura en el exterior y miga esponjosa y firme, es el más conocido de Galicia. Pero hay muchos más. 

La IGP Pan Galego recoge distintas variedades que se elaboran con, al menos, un 25% de harina de trigo autóctono, mezclado con otras harinas. 

 

2. Pan de Escanda (Asturias)

La escanda o espelta es un cereal autóctono que ha recuperado el lugar que le corresponde. Se le atribuyen mejores valores nutricionales que el trigo, y está protegido con la DOP Escanda asturiana.

El pan de escanda, también llamado sucu, se elabora con este cereal, y tiene una corteza blanda y miga esponjosa.

En Asturias, cabe nombrar también la boroña, elaborada con harina de maíz y típica de la zona suroccidental. 

 

3. Pan de Payés (Cataluña)

Se trata de un pan rústico, de forma redonda, con corteza gruesa y crujiente y tono tostado. 

Se mantiene fresco y sin perder cualidades durante 2 o 3 días. Su calidad está verificada por el Consejo Regulador de la IGP Pa de Pagès Català,

Aquí puedes leer más sobre el pan de payés de Antic Tradicional

 

4. Mollete (Andalucía)

Es un tipo de bollo de herencia árabe, de miga blanda y poca cocción, la justa para que no quede crudo pero que la miga conserve toda su humedad. Su corteza es finísima y el interior, muy blando, por eso es apreciado para bocadillos y tostadas. El desayuno típico consiste en un mollete de jamón ibérico con tomate y aceite.

Aunque se puede comer en toda Andalucía, el Mollete de Antequera ha conseguido recientemente la DOP.

 

5. Zopako (Euskadi)

Aunque menos conocido que otros, el zopako es un pan muy interesante, de poca miga y corteza muy oscura y compacta. La peculiaridad es su uso: no es un pan para comer directamente, sino para ser utilizado como ingrediente de otros platos. Sopas, especialmente, por su consistencia y su fuerte sabor. 

 

6. Pan de Candeal (Castilla y León)

En toda la región se elaboran diferentes versiones de este tipo de pan, cuyo ingrediente diferenciador es la harina de candeal. Se trata de una variedad de trigo con más gluten que otros, lo que da como resultado una masa más firme y elástica característica del pan bregado.

La miga de este pan es blanca y muy compacta, y la corteza dura y firme. Suele hornearse en bollas redondas decoradas de diferentes maneras. Aunque la base es la misma, en las distintas provincias se hacen variaciones, como el pan de cuatro canteros o el pan lechuguino, decorado con una flor o una roseta. 

 

7. Pan de Cruz (Castilla La Mancha)

Típico de Ciudad Real, y una especialidad reconocida con IGP. Se reconoce fácilmente por su forma redonda, con dos profundos cortes en la corteza que forman una una cruz distintiva, con la que se adorna. 

Se elabora con trigo candeal, y el resultado ofrece un pan con miga suave y ligeramente dulce, y corteza con un intenso sabor a cereal tostado. Se elabora en hornos tradicionales en diversos puntos de la provincia.

 

Será por pan: un país con calidad y variedad

Queda claro que el pan es un alimento que gusta desde tiempos ancestrales. Y eso que no hemos podido nombrar todas las variedades, que se cuentan por decenas: la pataqueta (Valencia), el cateto (Málaga), la cañada (Aragón), el pan de carrasca (Murcia)… y tantos otros.

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